El escándalo de la NSA resquebraja la relación de EEUU con sus aliados
Poco antes de que el ministro del Interior de Alemania, Hans-Peter Friedrich,
partiera en julio de Washington, manifestó su satisfacción ante los
periodistas congregados frente al hotel en el que se alojó. El ministro
había ido a Washington para hablar sobre los indicios de que de sus
servicios secretos espiaron millones de datos de telecomunicaciones
en su país y aseguró que todos entendieron en Estados Unidos lo
sensibles que son los alemanes en cuestiones de la esfera privada.
Tres meses después, las palabras de Friedrich parecen haberse olvidado en Washington, donde incluso la presunta intercepción de llamadas telefónicas de la canciller Angela Merkel por parte de los servicios secretos estadounidenses dejó oficialmente fría a la Casa Blanca.
El portavoz Jay Carney reitera continuamente las conocidas formulaciones sobre la poderosa Agencia Nacional de Seguridad (NSA): "Estamos estudiando la forma en que recabamos informaciones", dijo Carney, para compatibilizar las preocupaciones de los estadounidenses por su seguridad con los reparos de los aliados de Washington, que hierven de ira del otro lado del Atlántico con las nuevas revelaciones.
También el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se refugia en el silencio, mientras que la exitosa historia de las relaciones transatlánticas que se fue construyendo a lo largo de 60 años comienza a resquebrajarse a causa del espionaje de la NSA.
En lugar de salir al cruce de las recientes acusaciones, la Casa Blanca prefirió informar sobre los planes de Obama para el viernes, cuando visitó una escuela en Nueva York para explicar la importancia de aprender informática para insertarse en el mercado laboral. Ni rastro de crisis diplomáticas o de consecuencias en la política interna.
En la televisión ABC, un grupo de niños presentaba las nuevas tendencias de disfraces de Halloween, mientras el popular 'Today Show' de la NBC informaba sobre la mansión de la leyenda del baloncesto Michael Jordan.
La CNN sí emitió una breve información sobre el escándalo de la NSA, pero inmediatamente después pasó a informar sobre un congresista que ayudó a un pasajero enfermo en un avión. En la televisión estadounidense era un día como cualquier otro.
Y ni siquiera el propio secretario de Estado John Kerry mencionó las novedades del escándalo de la NSA. En un discurso en Washington, advirtió que existe una amenaza de una enorme pérdida de reputación para el país, algo que sin embargo no atribuyó a los programas de la NSA, sino a la guerra de nervios por el presupuesto y el límite de la deuda pública. Mientras, en el canal Fox News sonaba el hit 'Poker Face' de Lady Gaga.
Además, las actividades de la NSA están siendo revisadas por un grupo de investigación creado en agosto, así como por una comisión supervisora para proteger mejor los derechos de los ciudadanos, indicó.
"Todos espían a todos", resumió el senador Marco Rubio en declaraciones a la CNN. "Es un hecho". Y como ese hecho es conocido aparentemente en todas parte, el jefe de la NSA, Keith Alexander, no piensa admitir errores. En lugar de ello, tomó la ofensiva y acusó a los medios de "vender" documentos de la agencia que encabeza. Ni rastro de arrepentimiento.
Quizá podría haber un cambio de postura cuando Alexander deje su puesto en abril de 2014. La retirada anunciada del general de cuatro estrellas, que preside desde hace unos ocho años el servicio secreto más poderoso de los 16 que existen en Estados Unidos, es considerada por los críticos como una buena señal.
Pero hasta entonces, Edward Snowden podría alimentar aún más el escándalo con nuevas revelaciones. Estados Unidos ya está advirtiendo de ello a otros países, informó el diario 'The Washington Post'.
Pero si Estados Unidos llega demasiado lejos con su juego, estará poniendo en riesgo la relación ya algo deteriorada con importantes aliados, sobre todo Alemania y Francia. Los diplomáticos ya están evitando viajar a Washington y combaten en otro escenario el espionaje de la NSA: en la ONU en Nueva York. Según un artículo publicado por la revista 'Foreign Policy', Alemania y Brasil están trabajando allí en la formulación de una resolución que ponga por fin límites a la NSA.
Tres meses después, las palabras de Friedrich parecen haberse olvidado en Washington, donde incluso la presunta intercepción de llamadas telefónicas de la canciller Angela Merkel por parte de los servicios secretos estadounidenses dejó oficialmente fría a la Casa Blanca.
El portavoz Jay Carney reitera continuamente las conocidas formulaciones sobre la poderosa Agencia Nacional de Seguridad (NSA): "Estamos estudiando la forma en que recabamos informaciones", dijo Carney, para compatibilizar las preocupaciones de los estadounidenses por su seguridad con los reparos de los aliados de Washington, que hierven de ira del otro lado del Atlántico con las nuevas revelaciones.
También el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se refugia en el silencio, mientras que la exitosa historia de las relaciones transatlánticas que se fue construyendo a lo largo de 60 años comienza a resquebrajarse a causa del espionaje de la NSA.
En lugar de salir al cruce de las recientes acusaciones, la Casa Blanca prefirió informar sobre los planes de Obama para el viernes, cuando visitó una escuela en Nueva York para explicar la importancia de aprender informática para insertarse en el mercado laboral. Ni rastro de crisis diplomáticas o de consecuencias en la política interna.
Silencio en los medios de EEUU
Tampoco los acostumbradamente locuaces medios de prensa dan señales de un tropiezo del presidente número 44 de Estados Unidos.En la televisión ABC, un grupo de niños presentaba las nuevas tendencias de disfraces de Halloween, mientras el popular 'Today Show' de la NBC informaba sobre la mansión de la leyenda del baloncesto Michael Jordan.
La CNN sí emitió una breve información sobre el escándalo de la NSA, pero inmediatamente después pasó a informar sobre un congresista que ayudó a un pasajero enfermo en un avión. En la televisión estadounidense era un día como cualquier otro.
Y ni siquiera el propio secretario de Estado John Kerry mencionó las novedades del escándalo de la NSA. En un discurso en Washington, advirtió que existe una amenaza de una enorme pérdida de reputación para el país, algo que sin embargo no atribuyó a los programas de la NSA, sino a la guerra de nervios por el presupuesto y el límite de la deuda pública. Mientras, en el canal Fox News sonaba el hit 'Poker Face' de Lady Gaga.
La exitosa historia de las relaciones transatlánticas que se fue construyendo a lo largo de 60 años comienza a romperse.
Pese al enojo en Europa, en el futuro cercano todo indica
que nada va a cambiar el comportamiento de Washington. "Vamos a seguir
reuniendo informaciones para mantenernos nuestra seguridad y la de
nuestros aliados", escribió la asesora en materia de seguridad de
Estados Unidos, Lisa Monaco, en el diario 'USA Today'.Además, las actividades de la NSA están siendo revisadas por un grupo de investigación creado en agosto, así como por una comisión supervisora para proteger mejor los derechos de los ciudadanos, indicó.
"Todos espían a todos", resumió el senador Marco Rubio en declaraciones a la CNN. "Es un hecho". Y como ese hecho es conocido aparentemente en todas parte, el jefe de la NSA, Keith Alexander, no piensa admitir errores. En lugar de ello, tomó la ofensiva y acusó a los medios de "vender" documentos de la agencia que encabeza. Ni rastro de arrepentimiento.
Quizá podría haber un cambio de postura cuando Alexander deje su puesto en abril de 2014. La retirada anunciada del general de cuatro estrellas, que preside desde hace unos ocho años el servicio secreto más poderoso de los 16 que existen en Estados Unidos, es considerada por los críticos como una buena señal.
Pero hasta entonces, Edward Snowden podría alimentar aún más el escándalo con nuevas revelaciones. Estados Unidos ya está advirtiendo de ello a otros países, informó el diario 'The Washington Post'.
Pero si Estados Unidos llega demasiado lejos con su juego, estará poniendo en riesgo la relación ya algo deteriorada con importantes aliados, sobre todo Alemania y Francia. Los diplomáticos ya están evitando viajar a Washington y combaten en otro escenario el espionaje de la NSA: en la ONU en Nueva York. Según un artículo publicado por la revista 'Foreign Policy', Alemania y Brasil están trabajando allí en la formulación de una resolución que ponga por fin límites a la NSA.
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