
Un 'buzón' para bebés abandonados
Lo que en otro tiempo fueron los tornos de los conventos, hoy se ha
convertido en tecnificados buzones para dejar bebés en Alemania.
"Babywiege", reza un cartel que conduce a un discreto camino al final
del cual se encuentra una de estas cunas inteligentes
que, en cuanto reciben un cuerpecito en su interior, automáticamente
encienden un sistema de calefacción y activan una alarma que alerta, por
ejemplo, al personal del Hospital Waldfriede, que acude rápidamente a
recoger al niño y proceder a los exámenes médicos correspondientes. El
proceso está pensado para evitar abortos y permite un total anonimato.
El bebé pasa a estar bajo custodia del Estado alemán, que en la mayor
parte de los casos los entrega en adopción a familias de historial
comprobado. Junto al buzón, hay un pliego con instrucciones sobre lo que
debe hacer la madre en caso de que quiera recuperarlo.
Silvia Wendt, asistente social especializada en bebés no deseados y
que se dedica a asesorar a embarazadas que están pensando si abortar o
no, informa a las mujeres que acuden al centro de Berlín en el que
trabaja y que por cuestiones personales no desean desvelar su identidad en un proceso habitual de adopción
sobre esta posibilidad. "Algunas de ellas no desean abortar, pero temen
las consecuencias de que el embarazo y posterior proceso de adopción
llegue a conocimiento de sus familiares y encuentran en estos buzones
una tercera vía que evita abortos y dolorosas consecuencias
psicológicas", explica Wendt, que calcula que los buzones reciben en
Berlín unos dos bebés al año. "El buzón les da la oportunidad de vivir",
insiste.
"No hay preguntas, no hay documentación. Está indicado solamente para casos extremos, pero el Estado alemán da la posibilidad a estas mujeres de dar a su hijo en adopción con garantías y se evitan con ello abandonos que podrían tener consecuencias perjudiciales para el bebé", alega la asistente social, en respuesta a algunas voces críticas, que advierten que ese anonimato puede esconder casos de abusos, como proxenetas que se deshacen de hijos de prostitutas contra la voluntad de las madres sin posibilidad de que estas puedan reclamarlos porque desconocen su paradero.
En Europa hay alrededor de 200 buzones de este tipo.
Austria, Grecia, Croacia, Suiza, Bélgica y Alemania son, por este
orden, los países europeos con una menor tasa de abortos. Ninguno supera
las ocho interrupciones voluntarias de embarazo por cada mil mujeres.
Todos tienen ley de plazos: se permite a la mujer decidir libremente
durante las primeras 12 semanas de gestación (las leyes de Austria y
Suiza dicen el primer trimestre) y además establecen una serie de
supuestos excepcionales para las semanas posteriores.
Alemania se precia además de evitar casos de abandonos incontrolados gracias a este sistema, que se comenzó a pensar hace ya diez años después de aparecer un bebé congelado a las puertas de una clínica donde su madre lo había dejado una noche de invierno.
Estas 'cunas inteligentes' activan un sistema de calefacción y alertan al personal del hospital al detectar el cuerpo del bebé.
"No hay preguntas, no hay documentación. Está indicado solamente para casos extremos, pero el Estado alemán da la posibilidad a estas mujeres de dar a su hijo en adopción con garantías y se evitan con ello abandonos que podrían tener consecuencias perjudiciales para el bebé", alega la asistente social, en respuesta a algunas voces críticas, que advierten que ese anonimato puede esconder casos de abusos, como proxenetas que se deshacen de hijos de prostitutas contra la voluntad de las madres sin posibilidad de que estas puedan reclamarlos porque desconocen su paradero.
Alemania se precia de evitar abandonos incontrolados gracias a este sistema, creado tras aparecer un bebé congelado a las puertas de una clínica donde su madre lo había dejado una noche de invierno.
Alemania se precia además de evitar casos de abandonos incontrolados gracias a este sistema, que se comenzó a pensar hace ya diez años después de aparecer un bebé congelado a las puertas de una clínica donde su madre lo había dejado una noche de invierno.
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