miércoles, 11 de julio de 2018

RESCATE EN TAILANDIA

Hola amig@s, el titular de hoy habla sobre el rescate de los niños en una cueva en Tailandia.

Héroes con aletas y neopreno en el rescate de la cueva.



"Estoy en el aeropuerto de Suvarnabhumi esperando a montar en el avión para unirme a la misión en Chiang Rai. Me acompañan médicos de la Marina y buceadores de SeaWorld que también donaron muchos equipos de buceo. Traeremos a los niños a casa". Estas son las premonitorias palabras que pronunció hace más de una semana Saman Gunan, el submarinista tailandés de 38 años años que el pasado viernes falleció en la gruta donde permanecían atrapados 12 niños y su entrenador. Fue su última misión.

Cinco días más tarde de aquel trágico suceso, sus compañeros le rindieron el mayor de los homenajes posibles al cumplir la promesa que le costó la vida. Los 13 de Tham Luang, como se apodó al grupo atrapado durante más de dos semanas en esa caverna, se recuperan en hoy un hospital gracias precisamente a la tarea de decenas de personas como Saman, auténticos titanes con aletas y trajes de neopreno que han logrado toda una proeza en una situación que corría el riesgo de acabar en tragedia.

No en vano, esta ha sido una de las operaciones de rescate en una gruta inundada más difíciles que se recuerda. "Es la misión más complicada que hemos hecho nunca. Cuanto más baja es el agua, más fuerte es la corriente. Cada paso en la extracción es arriesgado", explicaba recientemente Narongsuk Kaesub, buceador tailandés encargado de reponer las botellas de aire a lo largo del recorrido, a la CNN. "Solo podemos ver nuestras manos a una corta distancia, las piedras son afiladas y los pasos son muy estrechos", añadió. "Es una ruta muy traicionera", avisaba.

Quizás por eso, en este punto del norte de Tailandia se han dado cita provenientes de países tan dispares como Tailandia, China, Estados Unidos, Alemania o Japón la flor y nata mundial del buceo en cueva. Es el caso de los británicos Rick Stanton y John Volanthen (56 y 47 años, respectivamente), los submarinistas que hallaron el pasado lunes a los chicos en un caverna sita a cuatro kilómetros de la entrada y que están considerados la mejor pareja en esta disciplina de toda Europa.

"En situaciones extremas y hostiles tienes que trabajar con un compañero que conozcas bien y que esté entrenado a un nivel similar al tuyo. No puedes ir por tu cuenta, eso sería un suicidio, necesitas trabajar en equipo", explicó el buzo inglés Neil Bennet a The Guardian. "Tanto Volanthem como Stanton son buceadores de cuevas altamente capacitados que han logrado grandes hazañas en los principales sistemas de cuevas de Europa. Su especialización en el sistema de reciclado de aire es ideal para la situación a la que se enfrentan en Tailandia".

Al igual que muchos de sus compañeros, esta suerte de Equipo A del submarinismo mundial que ha llevado la batuta en la misión de rescate tienen trabajos cotidianos y no son muy dados a exponerse ante los medios de comunicación.

Así sucede con Fernando Raigal, el único voluntario español que se encuentra en la zona colaborando en las tareas de rescate. A sus 33 años, este hombre, oriundo de Ciudad Real, trabaja desde hace dos años como buzo para compañías petrolíferas en Tailandia, a donde llegó tras desarrollar parte de su actividad profesional en la Armada Española. Hoy, su labor fue alabada en Twitter por la Casa Real de España. "Nuestra admiración y reconocimiento para el buzo español Fernando Raigal, que ha trabajado sin descanso en un rescate memorable", decía esta cuenta, que también recordaba la figura del fallecido Saman.

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