lunes, 29 de enero de 2018

EL RÍO SENA DESBORDADO

Pues sí amig@s, el titular de hoy nos trae esta información, las calles de Francia llenas de agua.

El río Sena sube y mantiene a París en alerta.


París se mantenía en alerta ante la crecida del río Sena que se espera alcance su nivel máximo la noche de este domingo al lunes, aunque lejos de su récord histórico, antes de que empiecen a bajar las aguas muy lentamente.

El nivel de este río, que bordea museos tan famosos como el del Louvre y el de Orsay, además de monumentos y ministerios, está previsto que suba de 5,85 a 5,95 m, lo que significa más de cuatro metros por encima de lo normal, indicó el organismo que monitorea estos fenómenos.
Este aumento del nivel del agua es menor que el alcanzado en junio de 2016 (6,10), cuando se registraron serias inundaciones en París, y ni se aproxima al temido récord de 1910 cuando el Sena alcanzó los 8,62 m.

"El aumento ahora es lento y el nivel máximo de la crecida debería ocurrir en la tarde o en la noche", subrayó el prefecto de, París Michel Delpuech, este domingo en una conferencia de prensa.

Precisó que el nivel que alcanzará el Sena rondará de 5,80 a 5,90 o un poco más, "pero no pasará" de esa marca.

El agua alcanzó este domingo los muslos de la célebre estatua de un guerrero zuavo en el puente del Alma, que sirve de referencia a los parisinos para medir las crecidas del río.

una app desvela bases secretas de los U.S.A.

Hola amig@s, hoy el titular trae un caso interesante, trata sobre una app que desvela la ubicación de bases secretas de E.E.U.U.

El geolocalizador de una app deportiva desvela la ubicación de las bases secretas del Ejército de EEUU.



Nadie está salvo, ni siquiera el Ejército de EEUU. Por mucho dinero que inviertan para mantener en secreto la ubicación de sus bases militares, una app deportiva ha sido suficiente para desvelar dónde se encuentran las bases estadounidenses. Un agujero de seguridad en toda regla que el Pentágono ya está analizando.

Los detalles han sido publicados por Strava, una red social basada en Internet y GPS enfocada a deportistas y que cuenta con una aplicación de seguimiento GPS, en un mapa de visualización de datos que muestra toda la actividad rastreada por los usuarios de su aplicación, que permite a las personas grabar sus ejercicios y compartirlos con otros.

El mapa, publicado en noviembre de 2017, muestra todas las actividades que se han subido a Strava. Más de 3 billones de puntos de datos GPS individuales, según la compañía . La aplicación se puede usar en varios dispositivos, incluidos los smartphones y los rastreadores de fitness, como Fitbit, para ver rutas de carreras populares en las principales ciudades, o detectar individuos en áreas más remotas que tienen patrones de ejercicio inusuales.

Sin embargo, ha sido este fin de semana cuando los analistas militares percibieron que el mapa también es lo suficientemente detallado como para proporcionar información extremadamente confidencial sobre algunos usuarios de Strava: personal militar en servicio activo.

Según informa el diario 'The Guardian', Nathan Ruser, analista del institute for United Conflict Analysts, fue el primero en darse cuenta del fallo de seguridad. El mapa de calor "se ve muy bonito", escribió, pero "no es sorprendente para Op-Sec", abreviatura de seguridad operativa. "Las bases estadounidenses son claramente identificables y localizables".

"Si los soldados usan la aplicación como lo hacen las personas normales, al activar el seguimiento cuando van a hacer ejercicio, podría ser especialmente peligroso" , agregó Ruser , destacando una pista en particular que "parece que registra una ruta regular de trote".

ASESINATO DE ANCIANOS EN BILBAO

Hola amig@s, hoy el titular trata sobre la pareja de ancianos que fue brutalmente asesinados por menores, la policia esta investigando el suceso y también a las bandas juveniles de la zona.

El asesinato de Lucía y Rafael en el Bilbao de los 30 niños 'perdidos'.

 


Los edificios de la calle Zizeruena tienen la mayoría de persianas bajadas. Hay murmullos que salen de ellos, ladridos, ventanas que se cierran, policías por doquier. Vidas encadenadas en el barrio de Otxarkoaga. Antes, por la lucha vecinal y por salir de la pobreza; ahora, por el dolor, la rabia y la incredulidad. Todo ha cambiado desde que el 18 de enero se descubrió que había dos niños implicados -al final, serían tres- en el asesinato sin piedad de dos ancianos. Ellos, Lucía y Rafael, eran de esa clase de personas que todos quisiéramos cerca. Sus verdugos, lo contrario. Uno de ellos es A. Posa en sus imágenes en redes sociales como lo que es: un criminal de 14 años. Camisa abierta, fumador de porros empedernido, cicatriz en la cara y varias en el alma. Enviciado del dinero y de las drogas. Es uno de los más de 30 niños extraviados por las autoridades de Bilbao. Lucía y Rafael, de 87 años, poco pudieron hacer contra ellos. Contra chiquillos crecidos entre padres criminales, caprichosos y sin control. Los abuelitos de Otxarkoaga poco pudieron hacer contra estos niños perdidos.

Barrio amenazado.

 

Al caminar por sus calles abundan los chicos jugando con sus padres, que los vigilan más que nunca. «Son unos cuantos, muy pocos, no son todos», dice un hombre de tez morena, 175 centímetros de estatura, las manos duras de haber trabajado en la obra y en lo que hubiera. No quiere dar su nombre.

Ninguno. El barrio está asustado tras lo sucedido. Al periodista que recorre los edificios amarillos, «los rascacielos», como los denominan, le llega la amenaza: «Ya verán cuando se vaya la policía, los chivatos van a cobrar». Lo suelta un chico con abrigo de The North Face, de esos que no bajan de 300 euros en la tienda oficial. Sujeta un perro de raza american stanford y no mira a los ojos. No tiene más de 16 años. Es la misma edad que tenía otro de los implicados: «El del 18», como le conocen ahora por el número de su portal. Era el chico que los vigilaba, a quien apuntan como autor intelectual del crimen.

El tercer implicado es el pequeño. «El que trepaba como Spiderman», así le recuerda un vecino porque lo ha visto escalando rejas para robar casas. «Marcando» ancianos para quitarles la cartera al menor descuido. 

«Mira alrededor», suelta un transeúnte. Lo hace para que cuente las decenas de policías locales que patrullan. «Ahora hay más aquí que en la Gran Vía. Antes ni venían. Mira que se lo pedimos varias veces. No por mí, mírame -presume de sus 105 kilos-, por los abuelitos». Se les ve caminando alrededor, pisadas cortas, algo encorvados, pero siempre con prestancia. «Hay mucho mocoso peligroso suelto». Los mocosos a los que se refiere, son los que andaban perdidos para las autoridades. Y en 48 horas, los juzgados de Bilbao han reactivado sus ordenes de busca y captura. Treinta órdenes en apenas dos días. No son casos nuevos. Son los casos de niños que se han ido quedando en el olvido. O, peor, en la desidia.

A. y «el que trepaba como Spiderman» estaban bajo la tutela de la Diputación de Vizcaya cuando mataron a Lucía y Rafael.

Huyendo de la pobreza.


Su asesinato ha conmocionado al país entero. Y poco se sabe de su vida. En Otxarkoaga les llamaban los gallegos pero no eran de Galicia. Sus raíces estaban más al sur. Lucía Carpintero de González, como firmaba, era zamorana. De un bucólico pueblo llamado Pajares de la Lampreana, de donde se fueron hace décadas. Huyeron de la pobreza. Lo recuerda a Crónica, Gerardo González Calvo, escritor y columnista de La Opinión de Zamora, primo de Lucía: «Ella se fue a Bilbao en los años 60 para encontrar trabajo. Era una mujer elegante y dulce». Las raíces de la familia de Lucía en el pueblo son fuertes. Era hija del herrero José y de María. Tenía nueve hermanos y seis de ellos emigraron. Lucía conoció a Rafael González Díez, andaluz, en Vizcaya.

Treintañeros ambos, la pareja llegó a la villa con la misma edad y los mismos sueños de cambiar su vida. «Ella comenzó trabajando en lo que podía. Se había ido con lo puesto. Como él. Tenía Lucía la lección de su padre herrero que, siendo analfabeto, sacó a su familia entera adelante... Hay que recordar que, con el trabajo de gente como ellos, se ayudó al desarrollo industrial del norte de España». En 1961 nació su hija Maribel, el mismo año en que comenzaron a entregarse los primeros pisos de protección oficial en Otxarkoaga.

Bregaron y bregaron por sacar adelante a la chica. Eran un ejemplo de lo que pasaba con la buena gente del barrio. De los trabajos precarios a ser obrero en la zona industrial. El esfuerzo del largo jornal. Con el tiempo, ahorrar para montar un pequeño negocio... El barrio de Lucía y Rafael se había creado para erradicar las chabolas de la periferia de Bilbao. Una buena parte llenas de gitanos. Con el tiempo se llenó de leyendas acerca de lo malo del barrio. Lo cuenta el libro Otxarkoaga: Retratos, con los relatos de la gente normal de allí. Eran leyendas urbanas que aún persisten en el imaginario colectivo: «¿Qué ha sido de los cerdos en las bañeras? ¡Pero en qué bañeras, si no había! ¿Y los burros en las terrazas del cuarto piso? ¡Subir burros por escaleras por las que no podían subir ni las camillas en casos de urgencia!».

Lucía y Rafael se hicieron fuertes contra todo, como el barrio. Pasaron la época dura de la droga de los 80, con una hija recién salida de la adolescencia, cuando la heroína carcomía al barrio. Se hicieron con un negocio. Ayudaron a su yerno, Lumi, con su tienda de decoración. Vieron crecer a su nieta Lorena, su adoración de pelo castaño y ojos resplandecientes. Todo parecía ir a mejor. Sólo querían ya una plácida vejez... Hasta que se cruzaron con los tres malditos niños perdidos.
«Robaban y fumaban pero nadie imaginaba que llegaran a tanto», comenta una vecina septuagenaria entre lágrimas. «Podría haber sido cualquiera de nosotros», recalca. Camina en dirección al mercado.

Al frente está el hogar de Lucía y Rafael. Hoy el escenario de un crimen que eriza la piel.

El asesinato.


Es jueves 25 de enero, la lluvia cae con fuerza, los paraguas apenas sirven, las gotas forman una suerte de cortinilla de agua que desenfoca el piso del crimen. Una semana antes, Lucía y Rafael tenían cita médica. Faltaron. Su hija y su yerno llamaron preocupados al 944 12X XXX, el teléfono de la pareja. No hubo respuesta. Los vecinos de abajo no estaban. Se acercó Lumi, el yerno, apesadumbrado. No hay mucha distancia entre sus pisos. Lucía y Rafael vivían solos, se hacían compañía mutuamente. Lumi estaba preocupado. Tenían 87 años y uno de ellos se había sometido a una cirugía hace poco. Sin embargo, se sentían plenos de futuro, hace un año se habían comprado su casa en el pueblo. Para estar a gusto. Para disfrutar de sus vidas.

Lumi los encontró muertos. La escena se podía ver como flashes. Dos cuerpos inertes, ella en el pasillo, él en la habitación. Eran las tres de la tarde. Un rastro de sangre que iba hasta la escalera. El yerno casi se derrumba. Hubo gritos: «¡Los han matado! ¡Los han matado! ¡¡¡Han matado a mis suegros!!!». 

La muerte de Lucía y Rafael ocurrió a golpes y cuchilladas. Un atraco planificado con un final tan funesto que hasta la temida banda de gitanos Los Pichis ha renegado de sus autores. No los reconocen como de los suyos [al menos dos de los chicos son de etnia gitana]. «Hemos hecho cosas malas. Tenemos nuestros pecados. Pero esto no. A los abuelos se les respeta», chilla una matriarca de Los Pichis a una vecina, ésta camina delante del portal de los González Carpintero con el altavoz del móvil puesto.

«Esto se había anunciado», dice Álvaro Pérez, presidente de la Asociación de Vecinos de Otxarkoaga, pelo castaño claro, piercing en la nariz, un joven educado y cordial. «Hace poco, al darnos cuenta de lo que estaban haciendo los niños, pedimos ayuda... Nos dijeron que, por el terrorismo, no podían venir, que todo se concentraba en el centro. Nos quedamos solos con el problema. Ahora ¿ves?, hay un policía en cada esquina. Ojalá se queden». Su oficina queda a escasos pasos de la vivienda de Lucía y Rafael

 

crimen en Orense

Hola amig@s el titular de hoy trata sobre un crimen en Ourense, todo parece sacado de una pelicula policiaca.

Crimen de película en la Policía de Orense.

 

La crónica negra de Orense ya no podrá volver a escribirse sin citar a Roi y Bernardo D.L.. Son hermanos gemelos, inspectores de Policía y, según un sumario abierto en el Juzgado de Instrucción número 3 de la ciudad, enfangados hasta las cejas en una intriga con la que pretendían desprestigiar a otros compañeros policías y que acaba con ellos dos detenidos y un compañero muerto en lo que aparentaba ser un suicidio, pero que ahora se investiga como un homicidio.

El relato de sus tropelías comenzó más de tres años atrás, cuando en 2014 alguien burló la seguridad del búnker de la Comisaría de Orense y se llevó seis armas. Poco después, escritos anónimos enviados primero a asuntos internos y luego a medios de comunicación aireaban el grave suceso y ponían el foco en una supuesta trama que habrían urdido otros policías de la unidad de estupefacientes para comprar con armas oficiales los favores de supuestos confidentes en el mundo del narcotráfico.

La investigación de asuntos internos abierta se judicializó y salpicó a 13 policías a los que pincharon los teléfonos durante tres meses y seis meses. Dos acabaron detenidos y otros dos investigados y el resto libres de sospecha oficial, pero con la reputación muy tocada. Con el devenir de los acontecimientos y el avance de la investigación, casi todo acabó archivado y tan sólo uno de los policías está pendiente de juicio por un presunto delito de favorecimiento del tráfico de drogas por haber presuntamente conspirado con narcotraficantes a los que investigaba.

El caso comenzó en 2014 con un robo de armas del búnker de la comisaría.

Esa sospecha ya se diluyó en el año 2016, pero no se levantó finalmente hasta hace 10 días, con la detención de los gemelos Roi y Bernardo. En 2016 una trágica muerte agitó la comisaría y la investigación que seguía abierta. El policía Celso Blanco aparecía muerto de un disparo en su despacho. Al lado del cuerpo estaban tres de las seis armas robadas y, en un cajón, su pistola reglamentaria. El disparo mortal se realizó con una de las armas sustraídas ilegalmente y, justo antes de supuestamente quitarse la vida, él se autoinculpó por correo electrónico y por mensajes de Whatsapp del robo y de los anónimos.

En 2016, un policía apareció muerto junto a varias de las armas robadas y tras inculparse por correo.

El caso parecía resuelto. El policía muerto había tejido una trama en la que fabricó pruebas para incriminar a los agentes de drogas y envió anónimos para acusarles y, al final, arrepentido, se había matado. Pero algo no cuadró a los investigadores que instruyeron las diligencias sobre el supuesto suicidio. El arma usada en su muerte fue, según pudo saber EL MUNDO, la pieza discordante que sembró la duda.

Tirando del hilo, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría concluyó que Celso Blanco sí estaría implicado en el robo y en los anónimos, pero no había actuado solo y, al final, se convirtió en víctima de sus socios. Fingieron su suicidio, pero este periódico ha podido saber que queda por esclarecer cómo fue la muerte. Lo que está claro es que las pruebas corroboran que él no se quitó la vida, se la segaron.

En total, todos estos sucesos derivaron en la apertura de tres investigaciones judiciales. La primera, la Zamburiña -que se abrió por el robo de las seis pistolas del búnker-, se mantiene abierta. Las otras dos se han fundido y ahora las lidera la juez Eva Armesto, que ordenó la detención de los gemelos Roi y Bernardo y su ingreso en prisión eludible bajo fianza de 60.000 euros.

La lista de delitos que se le atribuyen es larga. Empieza por el homicidio de Celso Blanco e incluye robo con fuerza, tenencia ilícita de armas, revelación de secretos, simulación de delito, acusación o denuncia falsa e injurias y calumnias. Al día siguiente ya pagaron la fianza y quedaron libres mientras la juez sigue investigando. En los últimos días les obligó a someterse a una prueba de ADN que permitirá obtener su perfil genético y aclarar más detalles sobre la muerte de Celso.