Hola amig@s, hoy el titular trata sobre el eclipse solar ocurrido el pasado dia 20, aunke en algunas partes del mundo no se a podido apreciar debido a las nubes.
Hechizados por el eclipse (pese a las nubes).
"Se ve, se ve", gritaba esta mañana un grupo de escolares del
Planetario de Madrid cuando las nubes daban una tregua y podían ver el
mordisco
de la Luna sobre el Sol a través de sus gafas de eclipse. Y es que,
aunque el día amaneció muy nublado en la capital, amenazando la
observación del
eclipse solar, algunos claros han permitido disfrutar durante media hora de este fenómeno. Y no llovió.

Desafiando al frío y al viento, numerosos madrileños se acercaron al
Planetario para participar en la observación pública organizada en
colaboración con la
Obra Social La Caixa.
En total, se repartieron 3.000 gafas de eclipse homologadas para los
asistentes, algunos de los cuales venían equipados incluso con mantas
para hacer frente a las bajas temperaturas.
El Observatorio Astronómico de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el
Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, situado en Alcobendas, abrieron también sus puertas en la capital para
disfrutar del eclipse
y poner a la disposición de los ciudadanos gafas homologadas para
observarlo con seguridad y telescopios con filtros para disfrutar de
este espectáculo de la naturaleza.
El fenómeno comenzó en Madrid a las 9.04 horas. Hacia las 9.30 podía verse un buen
mordisco
sobre el Sol, sobre todo, si se disponía de las gafas de eclipse, que
cuentan con un filtro para proteger la vista. "Se están abrazando, igual
que nosotros con el frío", bromeaba una pareja.
El fenómeno comenzó en la capital a las 9.04 horas. Hacia las 9.30
podía verse ya un buen mordisco sobre el Sol. Una veintena de
voluntarios de la Agrupación Astronómica de Madrid enseñaban a usar la
decena de telescopios puestos a disposición de los visitantes, que
hacían cola para observar la transformación del Sol.
Algunos de los
telescopios, como el que custodiaba Prudencio Álvarez, están diseñados
específicamente para observar el Sol. Los demás habían sido equipados
con los filtros adecuados para proteger la vista de la nociva radiación
solar. Porque, como repiten insistentemente los oftalmólogos, mirar a
simple vista nuestra estrella es muy peligroso y puede causar daños
irreversibles en los ojos incluso, aunque no se sienta dolor.
Junto a uno de los telescopios, acompañada de su madre, se encontraba
Laura, una auténtica apasionada de la astronomía y seguidora habitual
de los cursos del Planetario. A sus 12 años ya tiene claro que quiere
ser astrónoma.
Las nubes entorpecieron la observación, pero no la fiesta. Y no pudo
arrebatar la ilusión a los asistentes, algunos de los cuales llevaban
hasta mantas para soportar el frío.
Los más entusiastas fueron los niños. Los había de todas las edades.
La explanada del Planetario estaba invadida por 1.200 estudiantes
procedentes de numerosos colegios. Nerea Pérez, profesora de música del
colegio Plácido Domingo, fue la encargada de acompañar a los alumnos de
este centro público, con edades comprendidas entre los cinco y los ocho
años: «Están muy motivados porque, además, en el trimestre pasado,
dieron astronomía y espacio en clase», relataba la profesora entre los
gritos de los pequeños.
«A los niños les encanta la astronomía y todo lo relacionado con los planetas.
Les engancha muchísimo y son el público más entusiasta. Hacen, además,
unas preguntas fantásticas», afirma Asunción Sánchez, directora del
Planetario de Madrid. En su opinión, a partir de los cuatro años, un
niño puede empezar a entrar en contacto con la astronomía a través de
visitas a planetarios y sencillos juegos, aunque para participar en
actividades sugiere que sean un poco más mayores y que tengan, al menos,
cinco o seis años.
Antes de las 10 horas, las nubes volvieron e impidieron al público
congregado en el Planetario ver el máximo del eclipse, que se tuvo lugar
a las 10.08: «Teniendo en cuenta la previsión meteorológica que había,
hemos tenido suerte porque hemos podido verlo durante una media hora y no ha llovido», señalaba Asunción Sánchez.
David Montes Gutiérrez, profesor titular del Departamento de
Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), sí que pudo
fotografiar la fase principal del eclipse desde el
Observatorio Astronómico
situado en la terraza de la Facultad de Ciencias Físicas, adonde
acudieron también numerosos ciudadanos para utilizar sus telescopios.
«Pese a las nubes, lo hemos visto muy bien desde las 9.30 hasta las 10.30 aproximadamente», relata por teléfono.
El
Museo Nacional de Ciencia y Tecnología,
situado en Alcobendas (Madrid), abrió también sus puertas y repartió
gafas para que los ciudadanos vieran el eclipse y recibieran las
explicaciones de voluntarios del Centro Astronómico de Ávila.
Los astrónomos del
Instituto de Astrofísica de Canarias
(IAC) encontraron cielos despejados en el municipio de Granadilla, en
el sur de la isla de Tenerife, desde donde fotografiaron el Sol en
distintas fases.
Miquel Serra-Ricart, investigador del IAC y director del
Proyecto Gloria,
se desplazó a las Islas Feroe (Dinamarca), el único lugar de Europa en
el que, junto con las noruegas Islas Svalbard, se podía ver el eclipse
solar total y donde, por tanto, se quedaron totalmente a oscuras en
plena mañana. «Hemos podido verlo en la fase máxima de ocultación, que
duró unos dos minutos, porque dividimos en dos el grupo [integrado por
15 personas]. Los que nos quedamos en la Universidad de Feroe, en
Tórshavn, no pudimos contemplarlo durante esos minutos por las nubes,
pero los compañeros que se desplazaron a un lugar situado a unos 50
kilómetros al oeste encontraron claros y pudieron fotografiarlo», relata
por teléfono.
Pese a que no pudieron observar el disco solar tapado, asegura que
la fase en la que la Luna hizo desaparecer por completo al Sol «fue un
momento muy emocionante. La oscuridad era muy intensa y los perros
aullaban», recuerda. «Normalmente nosotros observamos los eclipses en
zonas aisladas, como un desierto o un lago, pero esta vez lo hemos
vivido por primera vez en una ciudad, con mucha gente», añade
Serra-Ricart.
De los 12 eclipses totales de Sol que ha presenciado hasta ahora,
destaca los que vio en la Antártida en 2003 y en el desierto de Libia en
2006. El astrónomo explica que «el Sol sigue mostrando signos de alta
actividad», pues sigue en el máximo de su ciclo de 11 años. Hace apenas
tres días, cuando estábamos en Islandia, fotografiamos una tormenta de
auroras porque llegaba un flujo muy grande de partículas de viento
solar». Cuando llegan a la Tierra, estas partículas son potencialmente
peligrosas porque pueden afectar a los sistemas de navegación por
satélite.
Durante la mañana del viernes, los astrónomos de Gloria instalaron una
estación meteorológica
en la terraza de la Universidad de Tórshavn para tomar datos sobre la
temperatura, presión, intensidad luminosa y humedad. Datos que ayudan a
evaluar las fluctuaciones que se producen en el suministro de energía
fotovoltaica cuando tienen lugar este tipo de eventos astronómicos.
Como se preveía,
este eclipse no ha afectado al suministro de electricidad,
según informó ayer Red Eléctrica de España. La disminución de la
producción de energía solar fotovoltaica durante las aproximadamente dos
horas que duró el fenómeno astronómico fue compensada gracias al
«Centro de Control de Energías Renovables (CRECE) y al buen
funcionamiento de las reservas del sistema eléctrico español»,
informa Europa Press.
Tras el eclipse, del que las sondas espaciales y los astronautas de
la Estación Espacial Internacional (ISS) ofrecieron también bellas
imágenes, el sábado tendrá lugar otro espectacular fenómeno de la
naturaleza relacionado con él.
Las costas europeas registrarán grandes mareas debido a la confluencia de tres factores:
el eclipse, que aumenta las fuerzas de atracción sobre la Tierra; la
coincidencia con el equinoccio de primavera; y la máxima cercanía de la
Luna a la Tierra. En el caso de la bahía de Saint Michel (Francia),
miles de turistas esperan la llegada de una marea que superará los 14 metros de altura.